AGRICULTURA URBANA, ¿Es una broma?

 Si los programas de Agricultura Urbana son realmente bien llevados y supervisados, debería cumplirse en teoría lo que señala la FAO: aportar hasta el 60 por ciento de las necesidades alimenticias de una familia, además de mejorar substancialmente la nutrición y permitir otros beneficios. Pero para esto debe trabajarse en brindar la asistencia técnica y la capacitación, y aún así, la Seguridad Alimentaria Nacional no se garantiza solo con estos programas. Hay que estimular, fortalecer, respetar y ayudar a nuestros productores, los que producen en grandes volúmenes en nuestros campos venezolanos

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Ing. Agr. Giovanna Santana/ santanagiovanna@gmail.com/ Twitter: @Agrogiova

No acostumbramos a escribir artículos de opinión, no es nuestro estilo. Nuestro estilo es brindar artículos técnicos que ayuden a resolver algún problema que pueda tener nuestra comunidad. Sin embargo, debido a que de manera recurrente me han preguntado qué tan serio puede ser sembrar semillas en latas de atún y en general lo que implica la agricultura urbana, he decidido hacer este artículo que no solo explica la seriedad del caso, sino también la posible causa de su introducción en el país.

La agricultura urbana y periurbana existe en el mundo desde tiempos antiguos, pero fue a partir de 1980 cuando comenzó a ganar más importancia en las ciudades del mundo debido al incremento de la población urbana.

La historia mundial ha demostrado que la mayoría de los huertos urbanos exitosos están relacionados con períodos de escasez de alimentos. En los Estados Unidos (Conocido actualmente como un Imperio) la depresión de 1893-1897 hizo que en Detroit se destinan algunos terrenos desocupados para que las personas en paro, sembraran allí y pudieran cosechar alimentos. Algo similar se repitió durante la primera y la Segunda Guerra Mundial, y se estimó que alrededor de 20 millones de norteamericanos se incorporaron a esta práctica, dando como resultado en 1943, el 40% de las frutas y vegetales frescos consumidos en dicho país.

En otros reportes de países industrializados, se indicó que el aporte de la agricultura urbana puede llegar a ser importante. Por ejemplo, en Austria, Francia y Alemania, se llegó a contabilizar en tiempos pasados, que un 40% del total nacional fue producido a través de huertos urbanos. Actualmente en Europa, la creación de las llamadas “Huertas” se considera como un trabajo de tradición, esparcimiento y salud mental.

Alrededor de unos 800 millones de habitantes de ciudades de todo el mundo participan o han participado en actividades relacionadas con la agricultura urbana y periurbana según información de la  Organización para las naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (Siglas FAO en inglés). Pero en la medida que van mejorando la calidad de vida de las naciones, sigue aumentando el urbanismo y los terrenos grandes que pudieran destinarse a huertos urbanos, van disminuyendo.

En el caso de América latina, la FAO ha llevado un sinfín de programas de agricultura urbana, sobre todo en países de América Central, donde la pobreza y la malnutrición ha golpeado a la población, generándose según sus propios informes unos resultados excelentes. Basado en experiencias propias, la FAO indicó que la agricultura urbana puede aportar hasta en 60 por ciento de las necesidades alimenticias de una familia, además de mejorar substancialmente la nutrición y permitir que una parte de los ingresos se destine finalmente a otras necesidades como tales como educación y salud.

Quien cuenta con un terreno de alrededor de  1000 metros cuadrados o más, puede autoabastecer a su familia y también pensar en recibir una retribución económica por la venta de los productos cosechados en los mercados de la zona.

Ahora bien, ¿Es la agricultura Urbana realmente visto como algo serio en nuestro país?, ¿Es realmente una solución a la inseguridad alimentaria?

En nuestro país, según datos gubernamentales, más del 88% de la población vive en las ciudades, lo que deja alrededor de un 12% de personas viviendo en las zonas rurales, con la responsabilidad de alimentar a la población citadina.

Claro está, según se ha manifestado en múltiples ocasiones por los expertos en comercio exterior, el  70% de lo que consumimos en Venezuela se debe a importaciones, por lo que la lógica parece indicar que alrededor de un 30% o menos debería estarse produciendo en nuestros campos Venezolanos. Sin llegar a ser experta en economía, me atrevo a decir que tener tan alto porcentaje de importaciones habla muy poco acerca de nuestra seguridad y soberanía alimentaria. Un país verdaderamente Soberano, se autoabastece o por lo menos cumple con un alto porcentaje de abastecimiento propio. Con un clima tan favorable como el nuestro, mano de obra, conocimiento técnico especializado y agricultores excelentes, seguramente muchas cosas buenas se hacen… Todo el que trabaja con el alma, ama a su familia y a su país. Un país con soberanía alimentaria demuestra que ama y cuida a sus ciudadanos.

Los problemas actuales de falta de dólares para la importación de materia prima y la compra de insumos agrícolas, la falta de cauchos para los tractores, la falta de productos agroquímicos, el encarecimiento de los insumos para la producción, aunados a la inseguridad personal y jurídica que tienen los productores y su producción en las carreteras del país, entre otras cosas, ha contribuido en gran medida a las bajas en la producción de alimentos y al encarecimiento de los productos agrícolas. Adicionalmente, el poder adquisitivo del venezolano es cada vez menor, con una canasta básica tan alta, a muchas personas solo les resta hacer “colas” para adquirir los productos regulados, y en la mayoría de los casos, no es posible adquirir todo lo que se necesita en el hogar para obtener una buena alimentación. Esa es la sensación que tiene el venezolano actualmente.

Volviendo al tema…

Antes de hablar de la Agricultura Urbana y afirmar que es algo verdaderamente serio y educativo (sí, es una actividad seria y como eso hay que tomarla), también quiero rendir los honores merecidos a los agricultores venezolanos que se encuentran en nuestros campos, que aún enfrentándose a situaciones adversas, siguen produciendo y ayudando para que los ciudadanos tengamos alimentos frescos y procesados. Mis respetos, el hecho de que desde cierto punto defienda la verdadera agricultura Urbana no significa que no los defienda a ustedes también.

¿Qué tiene que ver esto con los huertos urbanos? Mucho. A las personas actualmente no les alcanza el sueldo para cubrir todas las necesidades de la familia, entonces, aquí es donde encaja la agricultura urbana, llámese huertos familiares, comunitarios o escolares, sembrar y mantener plantas y criar peces o gallinas en terrenos urbanos… La historia de otros pueblos lo han demostrado. Cuba tiene sobrada experiencia en la generación de huertos urbanos, lo que le ha permitido a muchas de estas familias salir adelante y vivir ante la crisis. En relación a esto, señalo 4 cosas:

1. La agricultura urbana es un tema serio, no es broma, sin embargo se encuentra en tela de juicio por el venezolano y de cierta manera ridiculizada, debido a que una gran mayoría lo percibe como populismo por parte del gobierno. -«Las prácticas que son serias las ridiculizan, hablan mucho y muestran poco”- Dicen. Si los datos de la FAO son ciertos, con programas bien llevados, de forma verdaderamente seria, con planificación y las personas adecuadas, las prácticas de agricultura urbana pueden tener sus frutos y comenzar a abastecer parcialmente los requerimientos alimenticios de quienes los realizan, además que permitiría a los ciudadanos ahorrarse algo de dinero y emplearlo en otro tipo de alimento que también necesite, en salud o educación. No se trata que solo desde el poder, y con un discurso político se mande a sembrar “gallinas en el techo” y “sembrar en potes de arroz chino con un hoyo por debajo”, como si se tratara de la tarea más fácil del mundo y la salvación a todos nuestros problemas económicos. Se trata de ayudar a las comunidades a que realmente aprendan como pueden cultivar y hacer crecer pequeños animales, si es que cuentan con el espacio y verdaderamente quieren hacerlo hasta tanto la crisis económica pase, así como realizar actividades de fomento que beneficien directamente a las personas que trabajen en estos huertos.

2. Las personas en las comunidades y escuelas requieren capacitación, y eso solo se logra a través de la asistencia técnica especializada como parte de una política seria de estado.

3. Hay que tomar en cuenta que aún cuando desde diferentes instituciones incluyendo el sector privado, existen intenciones serias para enseñar en este sentido, muchas personas no seguirán, ni se interesarán por esta actividad porque no les gusta. Van a preferir comprar en el mercado, y eso también está bien, es muy sano para el mercado.

4. La agricultura Urbana es buena, y es educativa, pero con seguridad digo que no es suficiente para lograr la seguridad alimentaria de un país. Hay que estimular, fortalecer, respetar y ayudar a nuestros productores, los que producen en grandes volúmenes en nuestros campos venezolanos. Fortalecer el sector privado. La historia de expropiaciones, control autoritario de precios, entre otros, lo que ha generado son desacuerdos y desánimo por parte del productor, comencemos a reconciliarnos.

De ahora en adelante pensemos que en épocas difíciles podemos salir adelante, hay que comenzar a trabajar en eso.

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