La historia de la que pocos citricultores se salvaron, y la razón principal de que se convirtiera en epidemia.
Por Ing. Agr. José Alberto Yepez/ contacto: yepezalberto@gmail.com
En el año 1983, cerca de 4.000.000 de árboles de naranja murieron en Venezuela a causa de una enfermedad conocida como “Virus de la Tristeza”. Solo unas pocas plantaciones lograron sobrevivir, dando testimonio de aquella época en que la citricultura casi desaparece.
Esta “epidemia” se debió principalmente a que casi todos los árboles de naranja para esa época estaban injertados sobre un patrón llamado “naranja cajera” o “naranja amarga”, el cual es muy productivo, pero completamente susceptible a esta enfermedad. Por otro lado, las pocas plantaciones que lograron salvarse estaban injertadas sobre otro patrón denominado “mandarina Cleopatra”, que si bien no daba los mismos rendimientos, sí presentó tolerancia a esta enfermedad que amenazó la citricultura nacional. Actualmente, después de aquella experiencia, las plantas de naranja se encuentran injertadas en patrones tolerantes, por lo que pueden convivir a la enfermedad.
El virus de la tristeza.
Esta enfermedad es causada por el virus más grande que hasta ahora se ha conocido que afecte a las plantas. Puede llegar a medir hasta 2.000 nanómetros de largo por 10 nanómetros de diámetro (pero todavía invisible al ojo humano), con una forma típica de “hebra de cabello” si lo pudiéramos visualizar a través de un microscopio electrónico.
Al igual que algunas virosis en humanos, como por ejemplo el Dengue, el Virus de la Tristeza de los Cítricos o CTV (por sus acrónimo en inglés: Citrus tristeza virus) necesita ser transmitido por un vector, en este caso, fundamentalmente insectos del género Aphis y Toxoptera. Estos pequeños animalitos, conocidos comúnmente como áfidos o pulgones tienen la capacidad de mantener y transportar el virus dentro su cuerpo, y transmitirlo a las plantas al momento de succionar su savia para alimentarse.
Una vez que el vector inyecta (por así decirlo) numerosas partículas virales a la planta, éstas comienzan a multiplicarse en millones, iniciando su recorrido principiante a través del floema, por donde circula todo el alimento elaborado en la fotosíntesis.
En términos generales, los síntomas que presentan las plantas ante este virus son:
- Enanismo en la planta
- Aclaramiento de las nervaduras
- Reducción del tamaño de los frutos y estrías en los tallos,
- En resumen, la planta se va marchitando, poniéndose como “triste” y finalmente muere.
A una planta afectada por la “Tristeza”, le puede tomar años para morir, o hacerlo de forma rápida y violenta, dependiendo del grado de obstrucción que se tenga en el floema por las partículas virales.
Para finalizar con el artículo, es importante recalcar que esta enfermedad todavía permanece en el campo agrícola, solo que su aparición ha reducida sustancialmente debido a los patrones resistentes que se han empleado hasta ahora. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que la producción de cítricos se establece básicamente como un monocultivo, por lo que al ser todas las plantas iguales, o muy similares entre sí, existe un riesgo real de perderlas si es que aparece otro agente patógeno o un cambio ambiental a las que estas sean sensibles. Para evitar lo anterior, es muy importante aprender y ejecutar Buenas Prácticas Agrícolas para prevenir enfermedades o daños en tus cultivos, y de esta manera conserves tus plantaciones sanas y productivas por el tiempo que consideres necesario.
por que limao cravo pudo sobrevivir al virus ?
Saludos Jenifer.
Limao cravo es el nombre brasileño de un híbrido al que tambien llaman lima Rangpour (C.limonia Osb), tiene muy buena tolerancia al virus y tambien se ha usado como patrones para injertación. Bueno, muchos otros estudiosos dicen que es «resistente» y ya sabes que tolerancia y resistencia son cosas distintas. En todo caso, el meollo está en el genotipo de ese híbrido, que es capaz de producir sustancias que contrarrestan los efectos del virus, por lo que éste no logra atacarle o hacerle daño.
Gracias por comentarnos.