5 CONSEJOS PARA TENER UNA CRÍA EXITOSA DE LOMBRÍZ ROJA

El aporte que estos silenciosos habitantes del suelo realizan no es un descubrimiento reciente: fue el gran filósofo griego Aristóteles, quien las definió certeramente como el “intestino de la tierra”, al darse cuenta que al excavar en sus galerías, las lombrices hacían que los suelos se volvieran mas porosos, facilitando una correcta distribución de oxigeno y agua.

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Fotografía de http://www. region20.com.ar

Por Ing. Agr. J. Alberto Yépez/ yepezalberto@gmail.com

En la actualidad, son muchas las investigaciones enfocadas en los procesos de humificación que realizan las lombrices, así como también lo son los criadores tanto en instalaciones muy sencillas (latas de zinc, cauchos, envases de agua), como en avanzadas y diseñadas para tal fin. La cría de este anélido se ha vuelto atractiva debido a sus usos versátiles, y es que de estas se pueden obtener tanto “humus sólido” como extracto liquido de lombricompostaje o vermicompostaje (mal llamado “humus liquido”), ser proteína para la alimentación tanto animal como humana, usarse como carnada viva para la pesca, sin menoscabar lo importantes que se han vuelto para la industria farmacéutica. En este último caso, la capacidad de no sangrar al producirse un corte en su cuerpo, su inmunidad total al medio contaminado en el cual viven, y su elevada capacidad en la regeneración de sus tejidos, son resaltantes y motivos de investigación. Por otro lado, el líquido celomático ha servido en el desarrollo de ciertos antibióticos para uso humano.

Para la cría de lombriz o Lombricompostaje, es recomendable establecer ciertos criterios, entre ellos, el tipo de lombricompostero, su ubicación, mantenimiento, la densidad de siembra de lombrices, su alimentación, entre otros. Aquí te dejo entonces 5 parámetros que debes tomar en cuenta para tener una cría exitosa de lombrices rojas:

1. Lombricomposteros: independientemente del tipo de explotación, estos deben resguardar a las lombrices de la radiación directa del sol y de las lluvias. Su ubicación deberá ser en un área de fácil acceso y con disponibilidad de agua; y deben presentar cierta inclinación, con la finalidad que el agua de riego drene perfectamente. El uso de coberturas sobre los lombricomposteros, como pasto vetiver seco o algún material sintético que no se caliente, suele ser una alternativa viable en caso de no contar con un techo.

2. Alimentación: debe ser previamente compostada o semicompostada, pudiéndose colocar una capa de 15 (quince) a 30 (treinta) centímetros de espesor. Algunos productores suelen suministrar toda la comida al iniciar el proceso de lombricompostaje, ya que de este modo, las lombrices disponen de mayor cantidad de alimento y por ende, presentan una mayor tasa de multiplicación y producción de biomasa; además de permitir una ahorro en la mano de obra, en caso de suministrar el alimento de forma fraccionada.

La idea de “compostar” los desechos antes de suminístraselos a las lombrices, es simplificar el proceso, ya que estos carecen de dientes, por lo cual, básicamente absorben o chupan diminutas porciones de lo que encuentran para poder alimentarse.

Dentro del tipo de alimento que podemos proveerles, básicamente tenemos los estiércoles y residuos vegetales, además de los desechos biodegradables que constantemente estamos generando en nuestras casas y trabajos. Los primeros, aportan principalmente nitrógeno, y dependiendo del animal que lo origina, estos pueden comportarse de manera diferente; por ejemplo, el estiércol proveniente del ganado porcino y de aves, poseen un elevado contenido de proteína residual, por lo que suelen requerir un aporte de material rico en fibra, para elevar la relación C/N, por lo que no se recomienda suministrárselos a las lombrices de forma directa.

Los residuos vegetales aportan carbono (celulosa) y suelen emplearse en el proceso de compostaje para acondicionar el material, haciéndolo más esponjoso y aireado, facilitando así su fermentación. Estos pueden estar constituidos por remanentes de ensilado (como por ejemplo maíz), y todos aquellos restos de comidas de origen vegetal (cascaras de frutas, verduras y borras de café). Igualmente suelen utilizarse restos provenientes de la poda, cortes de pasto y hojarasca; tomando  en cuenta que plantas aromáticas como el alcanfor y eucalipto contienen terpenos (sustancias lipídicas) y otros árboles como el castaño, nogal y níspero, poseen un alto contenido de taninos, por lo que debe evitarse este tipo de material.

Con respecto a los desechos biodegradables, estos suelen estar constituidos por papeles y cartones no impresos[1], los cuales elevan la relación C/N. En caso de estar impreso, es recomendable dejarlos sumergidos en agua durante al menos tres días, para lograr desprender la tinta. También suelen utilizarse desechos vinculados al ámbito agroindustrial (bagazo de caña de azúcar, sólidos de la industria láctea, desechos de la industria frigorífica y orujos).

Como se menciono anteriormente, lo ideal es compostar los desechos antes de suministrárselo a las lombrices, obteniéndose mejores resultados cuando se combina tanto los residuos vegetales y estiércol, en proporción 50:50,

Un aspecto clave que debemos considerar si queremos obtener un abono orgánico o humus de lombriz con ciertas cualidades, es el origen del material que vamos a utilizar; por ejemplo, el uso de crotalaria (Crotalaria juncea) eleva en cierto grado el contenido de nitrógeno del producto final.

3. Densidad de siembra: por lo general, se emplean densidades de siembra de 1 a 2 kg de lombrices por metro cuadrado, sin embargo, también se ha demostrado que con una densidad mínima de 0,5 kg/m2, se obtienen buenos resultados; siempre y cuando, se les propicie las condiciones óptimas de humedad, temperatura, pH y alimentación, al momento de iniciar criaderos para la producción de humus y/o lombrices.

La siembra debe programarse en horas de la mañana, de esta manera la fotofobia (intolerancia a la luz) de los animales no será un problema y se asegurará un rápido ingreso al nuevo medio. Una vez sembrados los lombricomposteros, es recomendable proceder a regarlos y cubrirlos.

La duración del ciclo de lombricompostaje depende del grado de degradación del sustrato con que se alimentaran las lombrices, y está asociado principalmente a la disminución del número de lombrices por metro cuadrado, lo que equivale aproximadamente a tres meses.

4. Pruebas de supervivencia de las lombrices o P50L: esto es una prueba sencilla que debemos realizar si no queremos correr el riego de que nuestras lombrices mueran por una mala preparación del alimento; y obviamente la debemos hacer antes de colocarlas en contacto directo con el sustrato.

Se procede a colocar en una caja cuadrada de 30 x 30 cm y 15 cm de alto, una capa de 10 cm de alimento que cubra toda la superficie, luego se colocan 50 lombrices en el centro de la caja, y posteriormente se riega con cuidado evitando encharcar el medio. Las lombrices tratarán de descubrir si el nuevo ambiente es adecuado para garantizar su permanencia. Pasadas 24 horas hay que verificar que al menos 48 lombrices se encuentren vivas; de lo contrario, es posible que el alimento aún no reúna las condiciones adecuadas, bien sea con la humedad, la temperatura o el pH.

5. Riego: constantemente debemos estar monitoreando el contenido de humedad de nuestros lombricomposteros, ya que, tanto por exceso o déficit de agua, las lombrices tenderán a emigrar de los contenedores o inclusive morir. En tal sentido, para cerciorarnos del contenido de humedad, existe una pequeña prueba llamada “prueba del puño”, la cual consiste en agarrar con la mano una cantidad del sustrato, se le aplica fuerza (se aprieta), y si salen de 8 a 10 gotas, quiere decir que la humedad esta alrededor del 80 %, humedad necesaria para facilitar la ingesta de alimento y el deslizamiento a través del material de la lombrices.

Es conveniente regar en horas de la mañana, y recoger el agua que drena para volver a regar, y de esta forma, obtener un mayor concentrado de ese extracto, de gran valor en la agricultura. Lo ideal para su recolección es utilizar botellas plásticas en las cuales no se haya trasportado ningún químico.

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