Averigua como algunos métodos físico–mecánico y etológicos, contribuyen en el manejo Integrado de Plagas (MIP)
Ing. Agr. Elio Guevara / guevara.elio@gmail.com / Twitter: @guevaraelio
Ing Agr. Giovanna Santana/ santanagiovanna@gmail.com/ Twitter: @agrogiova
Dentro del manejo Integrado de plagas, es común emplear diferentes tipos de controles, que van desde aquellos que involucran sustancias químicas insecticidas, hasta aquellos que son estratégicamente más amigables con el ambiente pero más demandante de mano de obra. En este respecto, cuando hablamos de control físico, nos referimos al uso de medidas de orden físico o mecánico que en forma directa o indirecta, destruyen las plagas o hacen que el ambiente sea inapropiado para su reproducción, influyendo sobre su ciclo reproductivo o el comportamiento de las mismas, por lo que atentan a su sobrevivencia.
En este sentido, se realiza control físico o mecánico de plagas con alguna de estas siguientes acciones:
- Manejando la temperatura (aplica para invernaderos climatizados)
- Usando trampas adhesivas.
- Instalando mallas, como por ejemplo las antiáfidos en las paredes laterales de las casas de cultivo o invernaderos.
- Usando trampas de luz, que adicionalmente tienen corriente eléctrica.
Tanto a campo abierto como en casas de cultivos, las trampas adhesivas amarillas son las más comúnmente empleadas, usándose por lo general, listones de sábanas plásticas de color amarillo, platos o cuñetes picados en cuadros amarillos cubiertos con bolsas transparentes y posteriormente untados con una mezcla de pegamento para ratón diluido con gasolina. Por otro lado, se colocan dentro del marco y sobre el cultivo, iniciando 5 m después del borde y con una separación de 10 m entre sí. Para un área de cultivo de 1 ha, se pueden distribuir unas 100 trampas amarillas (Figura 1).
El otro método de control que generalmente también se utiliza es el etológico, en el que se emplean sustancias químicas para atraer o repeler insectos a un determinado lugar dentro o fuera del cultivo, para posteriormente controlarlos, modificando su actividad sexual o alterando su orientación. En este tipo de control se incluyen las trampas de feromonas y los repelentes.
Con el uso de feromonas, los insectos machos literalmente son engañados y atraídos hacia la trampa, generando un desbalance de machos respecto a las hembras dentro del cultivo, lo que reduce en gran medida la reproducción de los mismos. Como se reduce la población de machos, las hembras casi no ponen huevos y las poblaciones de los insectos son controladas.
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Tomando en cuenta la efectividad de esta técnica dentro del MIP, la industria ha producido sintéticamente aquellas feromonas correspondientes a los insectos plaga más comunes e importantes de los cultivos, tales como Spodoptera, Neoleucinodes, Tuta, Phthorimea y Plutella, y las mismas se pueden usar de dos formas fundamentales:
- Saturando un sitio específico con la feromona de la plaga, y controlar a través de la alteración del apareamiento.
- Usando las llamadas trampas de feromonas, colocándolas en sitios determinados dentro y alrededor de los cultivos, de esta manera los insectos son atraídos, capturados y destruidos.
Las trampas de feromonas se deben establecer con una separación de 15 a 25 m entre sí, lo que da entre 64 y 177 trampas por hectárea, pero la separación entre las trampas va a depender de la población presente de plagas en un momento dado, tomando en cuenta el Umbral de Daño Económico. Siempre deben estar colocadas por encima de las hojas o el follaje.
Para colocar las feromonas existen desde trampas comerciales hasta aquellas que podemos crear artesanalmente. En el caso de estas últimas, se debe contar con envases plásticos, preferiblemente de color blanco o trasparente como los empleados para agua, jugo, o los mismos envases de productos agroquímicos lavados de manera correcta a través de un triple lavado. Posteriormente, se procede a cortar la parte superior para abrir una ventana y se llena con agua y una pequeña parte de detergente o una solución adherente o surfactante, hasta llegar a 1 cm por debajo de la abertura creada. La feromona se cuelga a través de un alambre o hilo ancho desde la tapa, dejándolo suspendido por encima del agua dentro del envase. Preferiblemente, debe verse suspendido a través de la abertura (figura 2). Cuando la feromona comience a trabajar, los insectos machos van a ser atraídos, entrarán en el envase y entre el revolotear en la parte de adentro, caerán en la solución y de esta manera serán controlados (Figura 3).
En el caso de las hortalizas, generalmente se colocan sobre el suelo, cuidando de que no se moje el dedal de feromona o se derrame el agua.
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Recuerda que hacer buen uso de controles adicionales al químico en los cultivos, reduce los costos y mantiene en buen estado tus cosechas.
Hasta la próxima.
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