¿PODEMOS CURAR PLANTAS ENFERMAS?

 El uso de químicos en las plantas, especialmente los fungicidas, detiene el avance de la enfermedad, matando al patógeno (hongo), pero el tejido que ya previamente había sido dañado no tiene la capacidad de recuperarse, y estos daños se hacen más evidentes en órganos tales como flores y frutos.

plantas enfermas Yepez

Ing. Agr. José Alberto Yépez/ correo: yepezalberto@gmail.com /twitter: @yepezzalberto 

Puede resultar irónica esta interrogante, ya que desde el origen de los tiempos, somos los humanos quienes hemos hecho uso de un interminable número de especies de plantas para “curarnos”, sin mencionar que, en la actualidad, se continúan reportando numerosos avances en la medicina, gracias a los efectos benéficos de ciertas plantas; pero ¿quién las cura a ellas?

A diferencia de los humanos, no podemos decir que “la planta siente” (aunque existen algunos estudios que refieren lo contrario: ver aquí)  y resulta mucho más difícil saber con exactitud cuando una planta está enferma, ya que en la mayoría de los casos, solo lo sabemos cuando ya el daño es irreversible. En ese caso, en respuesta a la enfermedad muchos agricultores suelen aplicar algún producto con la esperanza de curar sus cultivos, sin embargo, en estados avanzados es muy poco lo que puede hacerse.

Independientemente de que las plantas sientan o no, ellas suelen responder a cualquier condición que comprometa su salud; por ejemplo, supongamos que una planta de girasol está presentando manchas en una de sus hojas debido a un hongo; aunque en este momento las manchas parecen insignificantes, lo primero que debemos tener claro es que ya está enferma, ya que esas manchas son productos de la enfermedad, por lo que dependiendo de la severidad, la planta puede responder con estas dos opciones:

1. Si la enfermedad es severa o muy severa, la respuesta común de las plantas es desechar las hojas enfermas, ya que no hay manera de que vuelvan a ser las mismas que eran antes. En esta situación, resulta mejor desechar estas hojas ya que no están cumpliendo bien la función para la cual fueron hechas: producir su propio alimento a través de la fotosíntesis. Es importante recalcar que esta respuesta no es porque la «planta pensó» y analizó la situación, ya que las plantas no piensan, sino que ese comportamiento responde a millones y millones de años de evolución.

2. Si la enfermedad no es tan severa, la planta responde “aislando” al patógeno que le está causando la enfermedad, y esto ocurre a través de la muerte programada de todas las células de la hoja alrededor del patógeno, para que este no siga avanzando, entonces, esa parte de la hoja quedará manchada, y el resto relativamente funcional.

El uso de productos fitosanitarios debe hacerse con precaución, ya que suponiendo la aparición de una enfermedad, al hacer uso de algún producto como por ejemplo, un fungicida para tratarla, estamos añadiéndole a la planta un producto que más allá de “curar” a la planta, le incorpora a su sistema una sustancia que resulta ajena a su fisiología, y por ende, puede resultar tóxica para ella también en caso de no tener la capacidad de desincorporarla de su organismo, es por lo anterior que debemos estar sumamente atentos al momento de realizar las dosificaciones de estos productos.

En realidad, el uso de químicos en las plantas, especialmente los fungicidas, detienen el avance de la enfermedad, matando al patógeno (hongo), pero el tejido que ya previamente había sido dañado no tiene la capacidad de recuperarse, y estos daños se hacen más evidentes en órganos tales como flores y frutos. Sin embargo, existe la posibilidad de generar nuevos órganos (una rama nueva, una hoja nueva, una flor nueva), lo que significa que las plantas si pueden regenerar sus órganos.

El éxito que tendrá un fungicida dependerá principalmente si es el más adecuado para combatir una enfermedad en particular y del momento y la calidad de la aplicación; también es importante conocer si debemos aplicar un producto sistémico o de contacto, y si realmente vale la pena dependiendo del daño que ha causado la enfermedad.

Obviamente el uso de fungicidas no es la única alternativa de control, existen otras alternativas, como la biológica, la cual se enfoca más a la prevención de la enfermedad, ya que, debido a su dinámica, es muy poco probable que los microorganismos que usemos controlen estados avanzados de la enfermedad.

En términos generales, aunque con los controles químicos y biológicos empleados en el campo, no se puede recuperar un tejido dañado, sí es posible detener el avance de la enfermedad en las plantas, por lo que en respuesta a la pregunta del título, ¿podemos curar las plantas enfermas? La respuesta ideal es sí, sí podemos. Luego la planta restituye sus órganos dañados por otros nuevos y funcionales.

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